
Ramón está incómodo, no puede dormir.
Corre viento frío en el portal
no alcanza una frazada andrajosa.
Siempre pasa, y en el verano siempre el calor.
Se levanta, va a mear
no caga, mañana encontrará un lugar mejor,
todavía no se siente un perro, aunque duerme con ellos y sus inquilinos, las pulgas y la sarna.
Enfrente hay una virgencita con ofrendas y agradecimientos
‘’gracias por salvar a mi hijo’’, ‘’gracias por la operación de papá’’, ‘’gracias por cuidarnos siempre, virgencita’’
¿El rezaba? ya no se acuerda, apenas recuerda el dolor de recordar a sus hijos
apenas recuerda la nostalgia de recordar su hogar, las vacaciones en villa Gesell
apenas recuerda el llanto de recordar a Marta.
Se acurruca con sus perros y trata de dormir. Mañana, quizás la virgencita se acuerde de él y encuentre algo bueno para comer.