Bombas, gritos, sangre, muerte
Miedo, terror, y en el medio, una caricia.
Esa caricia que hace de todo el resto algo soportable.
Esa caricia que trasciende la piel, va directo al alma, al alma del mundo.
Una caricia contra la muerte, por la vida.
Una caricia que derrumba muros, ciudades, fronteras.
El encierro, las torturas, hasta la muerte, son derrotadas por esa caricia, y el recuerdo de ese amor, el saber que va a volver.
Eso nos mantiene respirando, nos hace seguir viviendo, nos hace ver el cielo en este infierno.
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