me encontré
solo en la montaña
herrumbrada mi coraza
las viejas telas desgarradas
ya no era yo
en la montaña
un suspiro, un brote de sol
partió de mi pecho
recorrió los rincones
las raíces, las sombras eternas
y en cada lugar
recogió cuentos
escuchó las historias de las piedras
regresó y me lo contó
y sus secretos eran los míos
su llama íntima la mía
un miedo eterno se apoderó de mí
el miedo de saber
que nunca volvería a encontrar
esa vieja armadura
la emoción vibrante
casi intolerable
de estar vivo.
del sol en la piel
el agua por el cuerpo
el terror de sumergirme
en lo divino
sábado, 16 de marzo de 2013
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