jueves, 18 de diciembre de 2008

El pueblo unido

Muchachos, tenemos que unirnos.
Entender que ideología no es sectarismo.
Todos gritan que el pueblo unido jamás será vencido.
Pero todos quieren que el pueblo se una bajo su bandera. Eso nunca va a pasar.
El pueblo - por suerte - nunca va a ser homogéneo.
Siempre va a haber gente que piense diferente, y distintos grupos con distintas posturas.
Es importante mantener esas posturas, pero es importante debatirlas, ponerlas en duda también, saber que la única verdad absoluta es que la verdad absoluta no existe.
Que mientras nos peleamos entre nosotros, los de arriba se reparten la torta.
Entonces, para un progreso de la humanidad es imprescindible el diálogo.
Impedir que nuestras diferencias no nos dejen ver nuestras coincidencias.
Yo puedo ser anarquista, pero eso no quita que pueda hacer cosas con peronsitas, marxistas o católicos.
Porque a todos nos une lo mismo: buscamos la liberación de la humanidad y la felicidad de las personas, de todas, en todos los ámbitos.
Todos tenemos teorías sobre caminos distintos, eso está claro.
Ahora, históricamente se demostró que cerrarse en un camino y no aceptar otra forma de vista, termina por aislar a los movimientos y alejarlos del pueblo. Basta agarrar un libro de historia, de análisis político.
No hay que suponer qué quiere el pueblo. Hay que ir a preguntárselo, ser el pueblo.
Entonces, primero nos tenemos que concentrar en cambiar las estructuras de poder, de economía y culturales. Dialogar y darnos cuenta que juntos podemos realmente cambiar las cosas.
Una vez que cumplamos nuestros objetivos en común, empezamos a discutir nuestras diferencias. Pero es necesario ser flexible y aceptar otros puntos de vista.
El pueblo es heterogéneo y multicultural, multiclasista y con diversas ideologías y posturas políticas.
Y siempre va a ser así.
La única manera de unir al pueblo es ver qué tienen en común esas personas. El amor al prójimo. Las ganas de cambiar.
Y ver qué caminos podemos construír juntos, que puentes tender.
No es solamente una victoria política pasajera. Es generar una cultura de diálogo, de hermandad. Comprender que tenemos la capacidad de unirnos a pesar de nuestras diferencias. Por nuestras coincidencias.
Saber que todo el tiempo nos tratan de dividir, nos educan para que nos autodividamos, porque nos tienen miedo.
Tienen terror a que nos pongamos de acuerdo.

Un abrazo gigante a todos mis hermanos que luchan por un mundo mejor.
Me da igual de donde sean, no hay distancia, no hay fronteras.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dos años más tarde, leo tu publicación. Interesante, sin dudas.
Alguien que le puso palabras bonitas y claras a los que muchos (aislados o no tanto, y desde donde sea, creemos, sentimos, somos.