lunes, 12 de abril de 2010

Cantares de una gesta

canciones


¿que me motiva?

la desesperación incesante

de en el trazar de las palabras

encontrar respuestas


inútiles palabras

para la desesperanza

de un pueblo

pero quizás sirvan

para aplacar la agonía

del individuo


silencios

letras que faltan

eso también

es historia


o un buen burgués

o un mal proletario

o un pobre tipo, nomás

buscando también


yo me permito diferir

de su opinión.

quiero ser yo,

no usted.

Aunque, sepa que lo quiero

y si no te trato de vos,

es porque la convención

y el miedo es más fuerte,

todavía


pero mis oídos no son sordos

a los llantos de mi pueblo –el mundo-

explotado, reducido a celulares

o dogmas célebres


¿el odio será inherente al amor?

¿o esa rabia es nada más que

el amor, haciéndose vida?

lo cierto es

que el llanto está,

que la llaga no se tapa

con el maquillaje

de una vida alejada –aparentemente- del gran capital

o alguna excusa

disfrazada de teoría


mis manos quiero que sirvan

mis ojos que transmitan mi alma

mi boca algo más que palabras

no quiero ser un seco más

repartiendo solidaridad y revolución

en la cuota justa de expiación


no quiero a mi persona

pasando inerte por este mundo

dejando poesía y nada más


quiero ver chicos crecer

en brazos, abrazos

quiero comida, no stock

quiero ver gente encontrándose

quiero encontrar gente,

gente que me encuentre.

no quiero más

bombas al mar


otra cosmovisión

se hace necesaria

en hospitales

llenos de pacientes

y muertos en delantal


en ciudades capitales

que ignoran


levantar la alfombra

donde algún avivado

escondió la mugre


esa mugre, que con manos vacías

pide ya no ser llamada así

pide un vientre tibio

muere, fría y sola

en el ostentoso pórtico

pensando que al progreso

nadie le explicó como llegar

y se perdió en los laberintos

de las grandes mansiones,

de las cintas de montaje


¡que viva la revolución!

gritan en los cafetines

y sigue arando el campesino

tierras otras

¡a sacrificarse por el pueblo!

piden al pueblo

los de sillones

aterciopelados


¡ay –mi- patria!

que alguna vez soñó ser grande

olvidose de sus jaulas,

de sus líneas en el mapa


hubo unos cuantos tipos en la historia

un tanto barbudos y harapientos

un tanto alérgicos al poder hegemónico.

su corazón cantó el mismo mensaje

bajo distintas banderas.

La historia, y la gente

se quedó con las banderas

guardando prolijamente, esos corazones,

en una remera, o en la cestilla de limosnas


si dios existe

creo que perdió los planos


el humano es demasiado perfecto,

creo yo,

para haber sido creado por otra cosa,

que no sean sus manos, y el barro.

sólo le falta fe para creerse, crearse.


antes que ideologías,

antes que milagros

o caminos seguros

quiero saber de humanos

mirándose en ese espejo, el más fiel;

los ojos del otro

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